La
controversia
Oh , racimo de espinas,
Oh , sangre de mi cuerpo,
Que castigo oblicuo se apodera de mis senos
Palideciendo mis manos que acarician tu
veneno.
Tiernas espesuras, flores de crémor
Dolientes como lágrimas que caen
Como gotas ácidas diluyentes del estupor de tu
cuerpo.
Agitas mis sentidos, destellas tus senderos
Y en
este movimiento amoroso me clavas en el pecho
Tu rostro para siempre como un inmenso amor
terreno.
Amargas mi cintura, dormitas en mi cuerpo
Mi alma se apodera de tus lógicos encuentros.
Capaces, inhumanos, pútridos deseos,
controversias
Alusivas a tus apetitos tuertos
Yo hambrienta, desgarrada de este amor eterno.
Vuelvo a esas flores que dicen ser de crémor
Mis sentidos ya no piensan, siguen sus deseos.
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