NOICA ( Cuadro de J. Batlle Planas )



Nunca oísteis su nombre.

Sin embargo, cuando un sueño cualquiera entretejió fosforescentes redes sobre el rostro del tiempo,

Noica estuvo.

Tal vez su cabellera fuera para vosotros la marea letárgica por donde sube al cielo la primer Navidad

-esa novia que flota con su ramos de cristal escarchado y una cinta plateada en la garganta-.

Acaso sus ropajes fueran para vosotros un ámbito en que caen lentamente las hojas,

cuando el amor golpea con sus manos el follaje encantado.

Lo cierto es que fué Noica,

La diosa de los seres subterráneos que disponen callando el esplendor del mundo.

Reconocedla ahora.

Antes de que se haya ido para ser melodía de polvo contra el vidrio,

sombra musgosa de los muros.

Guardadla para siempre en esta misma puerta abierta en el celaje de los siglos,

donde se balancea, despidiéndose,

como la luminaria en el claro final de la arboleda.

Del otro lado yace su reino alucinado.

Nunca entrareís en él.

Juntos se abismarán debajo del recuerdo y del olvido.

(de Las Muertes de Olga Orozco)



Luna llena en el mar...



Es el tiempo de la noche...

y la luz atravesó el alma del bosque.

Los enamorados brillan en su esplendor

Palo Rosa

La inmensidad del tiempo y la imaginación todopoderosa...y sentarme a respirar.
El árbol toma su impulso, estremece sus hojas como alas y más allá...en el infinito
espera a que le devuelvan el jardín.

Juan L. Ortiz

HAY ENTRE LOS ÁRBOLES…Hay entre los árboles una dicha pálida, final, apenas verde, que es un pensamiento ya, pensamiento fluido de los árboles, luz pensada por éstos en el anochecer? Imágenes oscuras, los pájaros, vacilan y quiebran, al fin, tímidas frases entre las hojas: la pura voz delgada de ese pensamiento que quiere concretarse porque empieza a sufrir. ¿Sufrir por qué? Alado, tiembla hacia las nubes, miedoso de perderse, de morir, a pesar de la gravitación ya sensible de algunas
estrellas, y del llamado espectral de las flores.
Y de pronto estás ahí, frente a la belleza más natural de las cosas sensibles, y una lágrima se desliza por tu rostro y los ojos ven lo increíblemente profundo que puede resultar, algo tan simple como las ramas de un árbol viejo.